El rey dictó su ley
y el deseo se hundió en el mar, perdido quizás.
La princesa fue encerrada en la torre,
con solo el silencio y su soledad.
Enamorado, un joven
sin cielo quería abrazar a su bella deidad.
Pero el padre negaba el anhelo de amor
y jamás los dejaría volar.
Soñaba romper las fronteras dueñas del corazón
y hacer arder su alma entera, para darle su amor.
Un día la bruja del pueblo,
predijo al joven: “arderás en el mar”.
La princesa, exhausta del tiempo,
rompió a llorar con agua y con sal.
Su amado, ahogado en deseo,
se vio incinerar en un fuego voraz.
El llanto brotó del castillo,
ella derramó el corazón.
El joven ardió por entero,
para darle su amor.
Las llamas y el mar vencieron los muros,
la ley y los tiempos.
Para darse amor,
para hacer el amor,
para ser el amor.
Letra: Christian Ramos
Música: Gonzalo Ramos
No hay comentarios:
Publicar un comentario